martes, 29 de mayo de 2012

Cornudo feliz: Servicio de fotomontaje

Cornudo feliz: Servicio de fotomontaje: Hola amig@s, para aquellos cornudos que por diversos motivos no pueden conseguir realizar su fantasía de ver a su esposa follando con otro ...

miércoles, 8 de febrero de 2012

La Confesión. Ojo por ojo, diente por diente...

Lo que a los hombres nos pasa por calientes. Bueno al menos a mi…

Desde la primera vez que la vi otra vez, supe que algo había pasado. Ese día muy temprano acudí a recibir a mi esposa a la terminal. Al bajar del autobús desde lejos pude ver su figura. Ella es una bonita mujer, bajita, morena, de grandes pechos, que apenas dejaba ver a través de su discreto escote. También vestía un ajustado pantalón que ceñía y delineaba sus sabrosas nalgas. Sí, no muy grandes, pero eso sí, muy bien formadas y sobre todo duras, firmes y de piel muy tersa.

Cuando me vio a lo lejos, pude notar un cambio en su mirada, en sus ojos de color marrón, antes siempre de mirada dulce, ahora brillaban con un dejo de picardía, de sensualidad, de coquetería y de malicia.

Cuando al fin llego al área de espera, pude abrazarla, besarla y sentir el cálido sabor de su cuerpo. Para mi sorpresa me beso con ganas, con deseo. Hurgo en mi boca con su húmeda lengua. Actitud que era muy extraña en ella. Ya que antes, siempre se dejaba hacer y pocas veces tomaba la iniciativa en los arrumacos y mucho menos lo hacía en el sexo.

Mi mujer regresaba a la casa después de un par de meses. Se había ido a pasar las vacaciones con sus familiares. Aunque llevar a los hijos a pasar el verano con sus abuelos, había sido sólo el pretexto para alejarse de mí.

Ella, había descubierto que le fui infiel. Me reclamaba con toda razón el porqué de mis acciones. No tenía ninguna defensa, le había sido infiel, simplemente por calentura, por deseo, por disfrutar la pasión de lo prohibido. Se me había insinuado una mujer madura, la verdad no Desde la primera vez que la vi otra vez, supe que algo había pasado. Ese día muy temprano acudí muy buena, pero el demonio de la calentura me domino y no pude dejar de cogérmela, habíamos tenido un par de encuentros muy morbosos, el sexo había sido maravilloso. La señora cogía como toda una puta, era muy complaciente en todos mis caprichos y ella me pedía, casi me exigía le complaciera en sus deseos. Al contrario de mi mujer, que nunca lo hacía, la señora, me pidió me la cogiera por el culo. Me dijo golosa ---- ¿no quieres mi anillito?---- al tiempo que se ponía de a perrito y se apuntaba mi verga en la entrada de su ano. Fue un palo glorioso, se la comía por el culo con gran placer, pujaba de placer que daba miedo.

Aquello para mí solo había sido pasión, puro sexo sin sentimientos. Nada que dejara huella en el amor que le tengo a mi esposa. Pero por pendejadas mías, mi esposa, se dio cuenta, ato cabos y se dio cuenta de mi infidelidad.

Así que se había ido. “Te dejo solo para que pienses las cosas” (eso me dijo) Ya habían pasado casi dos meses, sin hablarnos, sin comunicarnos. Cuando de pronto me llamo y me dijo: Mi amor, llego mañana a las 8 AM pasa por mí no se te vaya a olvidar. Colgó sin más. Quede muy sorprendido, pero a la vez muy feliz. Pensé que me había perdonado.

Al otro día, cuando llego, estaba temeroso, pero al sentir su cuerpo y el dulce sabor de sus labios, la bese con pasión, habíamos estado separados mucho tiempo, tenía muchos deseos de besarla, de hacerle el amor, pero no sabía qué pasaría. Mi mujer se había marchado muy enojada y ahora regresaba y me besaba como si nada hubiera pasado. Recobre mis esperanzas de que todo estuviera bien. Luego se acercaron mis pequeños hijos, con algarabía a saludarme, los levante en mis brazos y partimos rumbo a casa.

El día transcurrió entre la rutina diaria y la plática de mi esposa que me ponía al día de todas las novedades de la familia y del pueblo. Pero sazonaba su plática, acercándose a mí y tocando discretamente mi pene al tiempo que nos besábamos. Estaba feliz y algo confundido por su calentura. Nunca había sido así antes.

Al fin llego la noche. El sexo fue maravilloso, goce de nuevo del bello cuerpo de mi esposa, disfrute de sus grandes pechos, de sus duros y negros pezones, de sus deliciosas nalgas. Ella estaba muy caliente y como nunca antes me decía ---- Métemela papi, ya quiero sentir tu verga--- Sin chistar obedecí y se la metí y empecé el mete y saca. Su vagina, estaba muy húmeda, muy caliente, deliciosa. Apenas le daba las primeras estocadas cuando mi linda esposa me regalo su primer orgasmo. Seguimos cogiendo como locos. Unos minutos después me regalo su segundo orgasmo. Yo estaba a punto de venirme pero mi esposa se dio cuenta y me dijo --- No te vengas, vamos antes mámamelo, chupa mi chocha--- Gustoso me baje a chupar su coño. Estaba que escurría, como siempre tenía un sabor delicioso, pero ahora mezclado con el olor y sabor de mi verga. Ella gozaba como loca, disfrute de sus labios, chupe su clítoris hasta que me dio un orgasmo más. La deje reposar un poco de su orgasmo. Pero no espere mucho, ansioso le abrí las piernas y de nuevo le metí la verga, ya no pude resistir mucho más, le di unas cuantas metidas y me vine llenándole de leche su apretado coño. Había sido uno de los mejores palos de mi vida.

Por su actitud pensé que ya todo había pasado, me había perdonado sin más. De pronto me dijo: – Vamos amorcito necesito más, chupa mi chocha-­­­-- Sorprendido por su nueva actitud, pero sobre todo excitado, acepte sin chistar y baje a mamar su deliciosa chocho. Su vagina estaba toda batida, rebosaba de la mezcla de sus jugos y mi semen. Nunca le había mamado así su coño, pero caliente por el reencuentro y deseoso de complacerla empecé a lengüetear sus labios. A tragar sus jugos. Aquello estaba delicioso, era una grandiosa mezcla de olores y sabores. Mi mujer gozaba como nunca. Y porque no decirlo: yo también. Me dio otro orgasmo que la estremeció hasta lo más hondo. Sentí en mi boca y mis dedos las contracciones de su útero al tener su gran orgasmo.

De pronto me dijo --- ¿Qué se siente ser tan cornudo, mi amor?-----

--¿Qué ?--- Conteste confundido

--- No te hagas pendejo, que escuchaste bien. ¿Qué se siente ser cornudo? ¿Te gusta mamar la chocha usada de tu mujer?---- Me dijo con tono burlón y morboso.

¡Esta sabrosísima mi amor! ---- Le conteste con placer pensando que era un juego--- Bien sabes que nunca te había chupado el coño así. Todo enlechado.

----No pos no, nunca antes me lo habías mamado así. Usado.---- Me contesto aceptándolo

----Pero no te hagas pendejo que no es broma ¿Qué se siente ser cornudo? ---- Me pregunto retadora

--- Antes no sabía por qué. Pero ahora te entiendo; es muy sabroso poner el cuerno, sentir otra verga, gozar de otro cuerpo. El placer de hacer lo prohibido---- Me expreso muy seria mi esposa

Verdaderamente estaba apendejado, sin saber si lo decía en serio o solo me estaba jodiendo para hacerme enojar.

--- ¿Porque lo dices mi amor? ¿Me has sido infiel?---- Pregunte temeroso y algo humillado y más desde la posición en que estaba: Entre sus piernas, hincado, mamando su chocha toda mojada y olorosa.

---- SI MI AMOR, SI. Estaba muy enojada contigo, pensaba ya no regresar, tú lo sabes bien. Pero estando en el pueblo, un antiguo pretendiente me empezó a buscar. Al principio me resistí. Pero luego pensé y si él lo hace porque yo no. Me invito a salir. Acepte. Y pasaron muchas cosas Papi. Muchas cosas---- Me contaba mi esposa con voz cachonda.

Trague gordo. ¿Qué decir? ¿Qué hacer? Mil pensamientos me pasaron por la cabeza. Si era cierto. Una de dos: O me estaba retando para hacerme enojar y forzarme a que la dejara. O la otra, se estaba vengando de mí. Y al contármelo quería saber que haría al saberme cornudo.

Yo pensé que si era cierto que había cogido con otro ahora seguro se quería desquitar, por eso me lo contaba. Me estaba platicando sus puterías, para que sintiera lo que ella había sentido Y ni como reclamarle. Bueno al menos eso pensé.

--- ¿Por eso es que te noto tan cambiada, tan caliente, mi amor?--- Le pregunte cauteloso, entre pausas pero sin dejar de gozar de su chocha que me enloquecía

--- Si mi amor, probé otra verga, no una vez, varias veces y la verdad me encanto. Como dice Paquita, la primera por coraje, las demás por puro placer--- Me exclamo entre quejidos mi esposa, gozando del placer que le daba al estar mamando su chocha

---- ¡ERES UNA PUTA¡ ----- Le dije en una mezcla de emociones

---- Si papi sí. Puta tal vez, pero tú tienes la culpa.

Si recibo buenas opiniones ya les seguiré contando.

Hasta Luego